Analista destaca que transición respecto de gobierno de Bachelet se hace "sin estridencias".El analista y ex canciller mexicano Jorge Castañeda advierte que en los cinco meses de gobierno de Sebastián Piñera ya se advierten dos grandes cambios en política exterior. Uno es el reconocimiento del gobierno de Honduras. El otro, es la actitud más distante de Santiago con Caracas."Poco a poco, se está estableciendo una diferencia con el gobierno de Michelle Bachelet. Se está haciendo con gradualismo, sensatez, sin estridencias", pondera el ex ministro de Relaciones Exteriores de Vicente Fox, quien cree que el nuevo perfil de la política regional chilena le permite, por ejemplo, actuar con mayor libertad para diferenciar el litigio marítimo que tiene con Perú de las naturales relaciones políticas y económicas que ambos países deben mantener.Según su análisis, ¿a qué apunta Piñera con estos cambios?A tener una cercanía menor con el Alba, sin llegar tampoco a lo que algunos senadores chilenos entienden como un alineamiento con el imperialismo, lo que no es cierto. En política exterior, la postura de Piñera es más cercana a la de Ricardo Lagos, que no fue a Cuba, que nunca apoyó las tesis de Chávez, que votó con México en la resolución de la comisión de derechos humanos de la ONU en Ginebra sobre Cuba. Es una posición muy distinta a la de Bachelet y no tan diferente a la de Lagos, Frei o Aylwin.¿Cómo interpretaron en México la validación del gobierno de Honduras?No lo vería como un acercamiento a México particularmente, sino a toda la franja del Pacífico. Porque en algunos temas será con México, en otros será con Colombia, o con Perú, a pesar del conflicto por La Haya. En el caso de Honduras, Chile tomó distancia de Brasil y Unasur. ¿Cuánto le conviene a Piñera esta estrategia?Lula está subiendo el tono de su política exterior, por que es el fin de su mandato o por diversar razones, pero esto es una cosa coyuntural. Gane Dilma Rousseff o gane José Serra, Brasil volverá a una política menos radical. Y ahí Chile podrá llevar principalmente sus temas económicos a Brasil, y a la vez tener mayor cercanía con países como México, Colombia, Panamá y Perú.Más allá de tensiones puntuales, ¿coincide con quienes creen que Piñera ha firmado un pacto tácito de no agresión con el gobierno de Chávez?Creo que es una forma de ganar tiempo, y que bueno que así sea. El problema va a ser si van o no van los senadores chilenos a las elecciones, si Piñera no tiene control sobre ellos, y si Chávez los expulsa o los detiene. Y sobre todo si hay un fraude electoral generalizado y si la oposición pide el apoyo de los gobiernos democráticos para denunciar ese fraude. Ahí es la prueba, ahí es donde Piñera va a tener que tomar una definición. En las últimas semanas se han acentuado los acercamientos entre Chile y Bolivia, ¿hay piso para el debate sobre la salida al mar?Siempre será más fácil que un gobierno de derecha pueda llevar a cabo pasos significativos de acercamiento con gobiernos de izquierda o con temas de izquierda, porque tiene su flanco derecho muy bien protegido. Seguramente Piñera tiene más margen que un Presidente de izquierda para hacer cierto tipo de concesiones a Bolivia, porque tiene cubierto su flanco nacionalista, un poco conservador, un poco decimonónico, que Bachelet no tenía cubierto y Lagos tampoco. Ahora hay que ver el margen de maniobra que Piñera realmente tiene.¿Cómo debe concretarse el eje del Pacífico? ¿Como una contraparte al Alba?Lo que funciona en estas cosas es que se reúnan antes de las cumbres para coordinar las posiciones sobre los temas que vienen. No siempre se puede, a veces la química entre los mandatarios no es buena, a veces los tiempos no dan, no hay recetas perfectas, precisas.