Una hoja de ruta para México ¿Es justo culpar el alma de un país por su incapacidad de modernizarse políticamente y económicamente? El escritor y académico mexicano Jorge G Castañeda en su nuevo y estimulante libro, “Mañana Forever: Mexico and the Mexicans” (Knopf) cree que el carácter nacional que ayudó a forjar México como nación es hoy un obstáculo para su progreso y plena modernización.Para Castañeda los mexicanos son demasiado individualistas (¿más que los españoles?) y rechazan cualquier forma de acción colectiva, salvo en circunstancias excepcionales como rescatar victimas después de un terremoto, y huyen de conflictos y confrontaciones (“más vale un mal arreglo que un buen pleito”, según el dicho popular). Entre las pruebas para esta afirmación están las 55 medallas que México ha ganado desde los juegos olímpicos del 1900, de las cuales 47 fueron para deportes individuales y solo ocho para colectivos. Y pocos mexicanos en las ciudades, en particular México DF, (el área metropolitana tiene una población de 21 millones) viven “verticalmente” (en rascacielos) porque prefieren tener una casita, y en el campo la tenencia de parcelas de terreno está muy fragmentada.Castañeda, ministro de relaciones exteriores (2000-2003) en el primer gobierno del derechista Partido de Acción Nacional (PAN) de Vicente Fox después de la derrota histórica del Partido Institucional Revolucionario (PRI), en el poder durante 70 años (una “dictadura perfecta” en palabras de Mario Vargas Llosa), cree que esta característica nacional de aversión a cualquier tipo de conflicto o confrontación (explicado hasta cierta punto por la historia de México), que es parte integrante de una verdadera democracia, está sofocando la joven democracia mexicana.El arte de hablar largamente y no definirse o entrar en conflicto con alguien lleva el nombre del gran cómico mexicano Mario Moreno (1911-1993), conocido como Catinflas en sus peliculas. La Real Academia Española aceptó en su diccionario en 1992 el verbo cantinflear que significa “hablar de forma disparatada e incongruente y sin decir nada.” Muchos politicos españoles son también cantinflescos, aunque les gusta el conflicto (de ahí tanta crispación).El individualismo mexicano choca, según Castañeda, con una sociedad que hoy es más y más de clases medias (dos tercios de la población según distintas medidas), algo que impone límites porque solo con esfuerzos colectivos se pueden resolver los problemas de forma efectiva. Estos problemas incluyen una democracia representativa con las mismas instituciones de la larga época autoritaria y la misma constitución (del 1917), falta de respecto para leyes, corrupción (resumido en el dicho popular, “El que no transa, no avanza”), poca trasparencia en la vida pública, un estado de derecho basado esencialmente en el poder político o la influencia, una economía con demasiados monopolios, demasiada poca competitividad (económica, en los medios de comunicación, entre los partidos politicos y los sindicatos), una baja carga impositiva debida a tanta evasión y fraude fiscal y una de las peores distribuciones de riqueza en el mundo. México ha progresado enormemente desde que yo viví allí entre 1978 y 1984 como corresponsal para el Financial Times. Castañeda, a quien conocí durante mi estancia cuando era miembro del Partido Comunista Mexicano, hace referencia a la dificultad de conseguir hace 20 años una línea telefónica fija: yo no tuve más remedio que ponerme desesperadamente en contacto con Fernando M Garza, el jefe de prensa del Presidente José López Portillo, porque la espera era eterna y no estaba dispuesto pagar una mordida para conseguirla. La conseguí en unos días. Hoy, el uso de los teléfonos móviles esta muy extendido. La práctica de sobornar a los partidos de la oposición en el Congreso ha seguido durante los 11 años en el poder del PAN, en este caso el PRI y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD). El gobierno federal hace transferencias masivas de fondos cada año a los gobernadores de los estados (algo como los presidentes de las comunidades autónomas en España) en manos del PRI y del PRD a cambio de su apoyo al presupuesto federal. No tienen que rendir cuentas por estos fondos.Según Castañeda, México necesita un presidente como Charles de Gaulle capaz de “adaptar la psicología del país a su realidad.” En 2004 Castañeda lanzó su candidatura a la Presidencia de la República como candidato independiente o ciudadano, pero el Instituto Federal Electoral rechazó su inscripción, por no pertenecer a ningún partido político. No creo que él sea la persona adecuada para asumir el papel del gran francés (tiene demasiados enemigos políticos entre la izquierda y la derecha) pero ha escrito una hoja de ruta para la persona que posiblemente sea el próximo presidente, Enrique Peña Nieto del PRI, partido que arrasó en las recientes elecciones en tres Estados y que parece estar en disposición de concluir su travesía del desierto. El PRI gobierna en 19 de los 32 Estados del país, en 23 de las ciudades capitales y es mayoría en la Cámara de Diputados.Nadie mejor para desmantelar el sistema que alguien que lo conoce desde dentro, como sucedió con Adolfo Suárez en España después de la muerte de Franco. ¿Lo hará?PRI podría regresar pero gobernar no será fácil, Castañeda