Después de 30 años, Colombia padece aún los estragos de los grupos de autodefensa que hoy operan como bandas criminales dedicadas a la extorsión a cambio de seguridad.Antonio Navarro Wolff, político colombiano ex integrante de la guerrilla M-19 y ex Gobernador del sureño departamento de Nariño entre 2008 y 2011, advierte que México atraviesa un momento crítico en el que aún puede frenar la expansión de estas agrupaciones."En varias regiones de Colombia, como Medellín, donde estaba Pablo Escobar, no se ha dejado de dar, en estos 30 años, grupos de jóvenes que se disputan el mando territorial de barrios populares para extorsionar a dueños de negocios, de los buses y en las casas. Esto no se da igual en zonas donde no hubo cárteles fuertes, pero sí donde los hubo queda como herencia", describió Navarro en entrevista con REFORMA.La situación se ha vuelto crítica, agregó, en zonas donde toda actividad económica depende del pago de cuotas a las "bacrim", o bandas de criminales que operan en las ciudades y los zonas rurales.Un sector económico que sufre en particular el embate de las "bacrim", ejemplificó, es el de las constructoras: para poder hacer una construcción en alguna zona controlada por los grupos delictivos, los dueños y trabajadores deben pagar cuota.Navarro Wolff indicó que México, al igual que Colombia, debe retomar el control territorial de dichas organizaciones, a fin de frenar los daños causados en contra de los ciudadanos.El ex Ministro de Salud colombiano consideró, sin embargo, que ambos países atraviesan circunstancias distintas.En primer lugar, dijo, el surgimiento de las autodefensas se dio por motivaciones diferentes al fenómeno que se observa en regiones de Michoacán y Guerrero."El fenómeno de autodefensas en Colombia es diferente: hubo un debilitamiento del Estado, una división dentro del Ejército, y tenemos una guerrilla donde aún no ha terminado el conflicto armado; entonces aparecieron nuevos grupos que asumieron la tarea de combatir a la guerrilla", explicó."Cuando hace 15 años hubo cambios en el Ejercito y se fortaleció el orden estatal, (las autodefensas) ya no eran necesarias, y los grupos negociaron su incorporación a la sociedad".Navarro Wolff, quien fuera segundo comandante del grupo guerrillero M-19, que dejó las armas en 1990 como parte de la negociación de paz, aseguró que, en Latinoamérica, las guerrillas motivadas por cuestiones políticas van desapareciendo, y en su lugar se están fortaleciendo grupos armados con intereses delincuenciales, los cuales son cada vez más difíciles de combatir.En Colombia, ha sido la desaparición de las autodefensas, así como la captura de capos del narcotráfico, lo que ha provocado la creación de organizaciones criminales que, aprovechando las enseñanzas de ambos grupos, ahora se dedican a una amplia gama de delitos."El éxito en el combate al delito de narcotráfico tiene como consecuencia posterior la prevalencia de bandas dedicadas a la extorsión", afirmó.Por otra parte, dijo, es necesario que los gobiernos brinden más atención a las zonas rurales abandonadas históricamente, y que son aprovechadas por las organizaciones delictivas para el cultivo de drogas ilegales.Para combatir dicho fenómeno, el ex funcionario colombiano recordó el término "PIET", es decir, la presencia integral del Estado en el territorio, mediante el cual se desarrollan vías de comunicación, escuelas y hospitales en las zonas más retiradas, y que se complementa con la presencia de fuerzas de la ley.El ingeniero en Medio Ambiente se encuentra de visita en México para participar en el foro tricameral "De la prohibición a la regulación: nuevos enfoques en políticas de drogas".