“New York Times” y EPN

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El virulento editorial de The New York Times contra la presidencia de Peña Nieto ilustra tres verdades difícilmente refutables. El rotativo, al que le he dado demasiada importancia y que sigue siendo el más influyente del mundo, centra su denuncia del gobierno mexicano en tres casos: la casa blanca, la fuga del Chapo y Ayotzinapa. En cada uno insiste en los errores cometidos por el régimen mexicano, y subraya cómo han destruido el legado de EPN al grado que no podrá hablarse de una Presidencia con éxito, sino más bien fallida.
Las tres verdades son las siguientes. Primera: los errores cometidos en el manejo de las crisis no se han corregido, no se han olvidado y muchos no los han perdonado. Son, en el caso de lacasa blanca, encargarle a un colaborador y amigo, carente de autonomía, la investigación del conflicto de interés; en el caso del Chapo, no haber despedido al miembro del gabinete responsable de la fuga; en Ayotzinapa, no permitir que el GIEI hablara con los militares del 27 Batallón acuartelados en Iguala esa noche. Estos tres errores reaparecen en cada ocasión que los temas se tocan. No los borrará el tiempo. El precio que Peña ha pagado sigue siendo elevadísimo.
Segunda: en el ámbito de las instituciones internacionales de un tipo o de otro, la imagen de EPN, de su gobierno y de México como tal, además de ser lamentable, se asocia con estos acontecimientos. No se vincula a las reformas estructurales ni a un inexistente éxito económico; las tres desgracias se han vuelto acompañantes insustituibles de cualquier mención a México en el mundo. ¿De qué ámbito se trata? De medios internacionales, organizaciones no gubernamentales, cancillerías, bancos centrales y ministerios de hacienda, organismos internacionales tanto de derechos humanos como financieros y políticos. En estos círculos, no es factible esperar que esta versión cambie en lo que queda del sexenio. La mirada crítica que emane de ellos en los años que siguen podrá ser más o menos estridente, certera, distorsionada o demoledora, pero revertir esta impresión me parece imposible.
Tercera: es importante subrayar cómo ha retomado o silenciado este editorial de NYT la prensa mexicana. No pude monitorear radio y televisión, pero de los principales diarios del país, soloReforma dio la noticia del texto del NYT en primera plana; MILENIO no lo mencionó; La Razón, Excélsior y El Financiero tampoco; y El Universal y La Jornada lo citaron en páginas interiores. He sobreestimado la importancia de medios como NYT para países como el nuestro. Pero de ahí a esta heterogeneidad hay un salto excesivo. Se puede explicar de tres maneras: en los medios donde no apareció el editorial de marras, se decidió que no revestía suficiente importancia para ser citado; en algunos medios el gobierno hizo una labor eficaz para evitar su difusión; en otros, por tratarse de principios de año, y la ausencia de algunos directivos, simplemente se pasó por alto. Que cada quien escoja su explicación.

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