Jorge G. Castañeda
He sostenido desde hace meses que cualquier candidato del PRI a la presidencia arrancará su campaña con una intención de voto muy parecida al nivel de aprobación o popularidad de Enrique Peña Nieto al momento de ser ungido. La última encuesta de GEA-ISA confirma este vaticinio. Fue levantada, en vivienda, entre el 8 y el 11 de septiembre (después del primer temblor), y vía telefónica, el 22 y 23 de septiembre (después del segundo sismo). En otras palabras, incorpora una primera reacción de la opinión pública ante las tragedias en los seis estados afectados.
La aprobación de EPN se sitúa en 16 por ciento, la cifra más baja de su sexenio. El 78 por ciento de los mexicanos desaprueba su gestión. A estas alturas, 46 por ciento de la población aprobaba la labor de Fox y de Calderón; Fox terminó con 63 por ciento y Calderón con 43 por ciento. La opinión desfavorable de EPN es de 71 por ciento, ligeramente mejor que en los dos últimos trimestres, cuando se ubicó en 72 y 74 por ciento; la favorable es de 22 por ciento. En preferencias electorales, el PRI como partido obtiene 18 por ciento sin repartir los ‘ninguno’, los ‘no sabe’ y los ‘no dice’; repartiéndoles quizás alcanzaría 20 por ciento. En todos los careos, ya sea con múltiples candidatos o con sólo tres coaliciones, ya sea con Meade, Nuño, Narro u Osorio Chong como contendientes priistas, estos obtienen entre 13 y 15 por ciento de las preferencias del electorado, con entre 25 y 29 por ciento de no respuestas; es decir, en votación efectiva, alrededor de 17-18 por ciento. Como se ve, la correlación entre aprobación de Peña y votación a favor del candidato del PRI es casi perfecta.
Ahora bien, algunos colaboradores de EPN, y muchos acólitos del gobierno en el seno de la comentocracia, han sugerido o celebrado que la buena actuación del presidente en las horas y días posteriores a los terremotos ha elevado sus números. La encuesta del GEA no confirma esa esperanza. El 82 por ciento de la población de la CDMX, de la zona conurbada del Edomex, de Puebla, Morelos, Oaxaca y Chiapas se enteró de la participación de Peña. La calificación de EPN en materia de atención a víctimas es relativamente positiva: 42 por ciento mala o muy mala, 56 por ciento buena o muy buena. Pero al preguntarles a los habitantes de esas entidades si su opinión sobre la labor de EPN mejoró, empeoró o se mantuvo igual a raíz de su actuación en los terremotos, 67 por ciento señaló que igual, 17 por ciento que mejoró y 13 por ciento que empeoró. Para todos fines prácticos, no se movió.
Algunos dirán que esto puede cambiar con el paso del tiempo. Poco a poco la gente verá lo bien que lo hizo el gobierno, subirá la aprobación de Peña Nieto y por consiguiente las posibilidades del candidato del PRI. Lo que nos dice esta encuesta de más de 160 láminas es que, por ahora, eso no ha sucedido. Sugiere, en cambio, que las cifras de EPN, del PRI y de cualquier candidato priista no se alteran bajo cualquier circunstancia, y son patéticas. La elección se jugará entre AMLO y el candidato del Frente, si lo hay. Es difícil imaginar qué más puede suceder entre hoy y el 1 de julio de 2018, que surta mayores efectos que los sismos. Así están los números.