Jorge G. Castañeda
Una nueva app permite acceder a bajo costo a las encuestas que levanta con mucha frecuencia José Carlos Campos Rojas, de Massive Caller. Son mil llamadas “robot”, con un margen de error de 3.2%. Desconozco quiénes son los propietarios de la empresa y no puedo validar sus resultados a través de un largo historial, o de un medio de comunicación conocido. Pero sé que mucha gente ve la app, comenta las encuestas, y sus resultados coinciden con otras pesquisas más conocidas. La ventaja que encierran estas reside en su frecuencia y volumen. Por eso me permito compartir algunos datos que de que allí provienen.
En un levantamiento fechado el 20 de febrero en las nueve entidades donde habrá comicios para gobernador el 1 de julio, los resultados son muy alentadores para Morena, medianos para el Frente, y catastróficos para el PRI. El único estado donde el expartidazo se mantiene competitivo es Yucatán, pero aún allí las cifras son aterradoras para el PRI: PAN-MC, 35%; PRI-Verde-Panal, 25%. No existe ninguna posibilidad que el PRI gane en cualquier otro estado, mientras que Morena puede triunfar en Chiapas, CDMX, Morelos, Puebla, Tabasco y Veracruz. El Frente, o Enrique Alfaro solo por MC en Jalisco, puede ganar en Guanajuato, Jalisco, Veracruz, y Puebla. Si estos números son confiables, y si se mantienen, la contienda nacional/presidencial no sólo será únicamente entre dos –López Obrador y Anaya–, sino que las bancadas del PRI en la Cámara de Diputados y el Senado se achicarán notablemente.
Justamente, Massive Caller levantó el 15 de febrero encuestas en los 32 estados en las elecciones para el Senado. En los últimos tres bastiones del PRI –Campeche, Hidalgo y Sonora– la contienda se antoja muy cerrada, con Morena en un segundo lugar en dos, e incluso adelante en Hidalgo. En el Estado de México, los datos son 32% para Morena, 20% para el Frente y 16% para el PRI. De acuerdo con algunos modelos, basados en los datos de Massive Caller, la bancada priista puede verse reducida a menos de diez senadores de mayoría y entre seis y ocho plurinominales. En todos estos casos, el número de indecisos permanece relativamente elevado, por arriba de 25%.
¿Se trata ya de una tendencia? ¿Hay indicios de un tsunami electoral a favor de Morena en muchos estados donde antes ni existía? Las cifras presidenciales, del 18 de febrero, no muestran un triunfo holgado para AMLO: lo ponen en 30%, versus 25% de Anaya y 16% de Meade. Pero si alguien desea descifrar el enigma del 1 de julio con más elementos, donde conviene adentrarse es en las encuestas para gobernadores y senadores. El derrumbe del PRI parece tal que incluso puede configurarse un verdadero riesgo para el Frente.
Si estos resultados son ciertos, el partido de Enrique Peña Nieto podría caer por debajo de su piso histórico y comenzar a perder su voto duro. El voto blando del PRI se puede transferir al PAN y al Frente; sucedió en 2006 con Calderón. Pero la querencia del voto duro es otra: reviste una propensión hacia el nacionalismo revolucionario “de izquierda” (eso es AMLO) innegable. Un PRI por debajo de 20% puede ayudar a Morena. Y hoy, a nivel de gubernaturas y senadurías, todo sugiere una cifra de esa índole.