Jorge G. Castañeda
El juicio del Chapo Guzmán en Brooklyn ha generado ya una buena dosis de controversia, y algunas viñetas fascinantes de violencia, corrupción, cinismo y poder. Los cárteles de Sinaloa –ante todo–, del Pacífico y hasta del Golfo son señalados, descritos y desmenuzados. Pero también ha generado un dilema jurídico y lógico, sobre todo a partir de los testimonios de los testigos presentados por la Fiscalía Federal del Distrito del Este de Nueva York.
Jesús El Rey Zambada, hermano del Mayo Zambada, segundo del Chapo o socio igualitario, ha rendido las declaraciones más controvertidas y escandalosas. Una destaca, hasta ahora, por su significado en México. El martes afirmó que entregó maletines que contenían casi diez millones de dólares (según algunas versiones, mucho más) en 2005, 2006 y 2007, a Genaro García Luna. Durante los primeros dos años mencionados, este era jefe de la Agencia Federal de Investigaciones con Fox; en 2007, el soborno le correspondió en calidad de secretario de Seguridad Pública de Calderón.
Ya el abogado del Chapo, Jeffrey Lichtman, en su presentación inicial ante el jurado, sostuvo la semana pasada que el “verdadero jefe” de Sinaloa, El Mayo, transfirió varios millones de dólares a Calderón y a Peña Nieto, en distintos momentos. Ambos negaron haber recibido esa suma, o ninguna otra, de parte del acusado. Pero lo de García Luna es más complicado.
Jesús Zambada no es un abogado. No es un testigo de cargo o protegido. Fue juzgado y sentenciado hace varios años, y probablemente va a pasar el resto de sus días en una cárcel en Estados Unidos. No hay delación premiada, o plea bargaining, en su caso. Hasta ahora, ha sido el testigo de mayor peso o jerarquía presentado por el DOJ contra El Chapo. En lo tocante a las acusaciones de homicidio, es el que más detalles ha ofrecido sobre el carácter sanguinario y desalmado de Guzmán Loera. El gobierno norteamericano lo necesita, y lo valora.
Sus afirmaciones han sido formuladas bajo juramento. De ahí el dilema que mencionaba. O son ciertas las afirmaciones de Zambada sobre las ejecuciones ordenadas o realizadas por El Chapo, en cuyo caso debe otorgársele la misma credibilidad a su dicho sobre García Luna. O bien miente sobre este último, y entonces se derrumba la legitimidad de sus denuncias contra El Chapo. Difícilmente pueden coexistir la mentira bajo juramento sobre García Luna, y la verdad bajo juramento sobre El Chapo.
Se ha mencionado en la prensa que García Luna vive en Tampa, Florida, donde ha montado un negocio de restaurantes. Asimismo, he escuchado que días después de su salida del gobierno de Calderón, recibió su “green card” o residencia permanente en Estados Unidos, en agradecimiento por servicios rendidos. Lo que no sabemos es si el Eastern District, de Nueva York, va a actuar contra García Luna a partir de las acusaciones de Jesús Zambada, o si va a exponerse a la contraofensiva de los abogados del Chapo. Estos seguramente buscaran invalidar las declaraciones de Zambada contra El Chapo, invocando las “mentiras” del primero a propósito de García Luna.
México desde luego va a mantenerse en lo dicho en 2012, y refrendado en 2018: el pacto de impunidad. Nadie toca a nadie. Probablemente Trump haga lo mismo. Pero quién sabe cuánto más cante Zambada, y qué dirán los testigos que siguen. Siempre estuve a favor de la extradición del Chapo a Estados Unidos, justamente por esto. Jamás habría sucedido algo por el estilo en México.