A mi texto de la semana pasada sobre las manifestaciones en Cuba, quisiera agregar un par de elementos relativos justamente al famoso bloqueo y a sus orígenes, así como las razones por las cuales hoy no es factible suprimirlo. Todo esto obviamente no para los castrófilos mexicanos que son incapaces incluso de leer un texto, pero sí para quienes les interese sinceramente saber de qué estamos hablando cuando hablamos del bloqueo o embargo.
Ilustración: Víctor Solís
En febrero de 1962, en respuesta a la nacionalización de las refinerías norteamericanas en La Habana, el presidente Kennedy establece un embargo que impide todo tipo de transacciones comerciales, financieras, de seguro e incluso de viajes a Cuba. Lo hace como una represalia frente al acto cometido por Fidel Castro, pero también como un instrumento para derrocar al joven gobierno revolucionario de la misma manera que, en abril del año anterior, Kennedy enviaría, a regañadientes, a la Brigada 2506 de los contrarrevolucionarios cubanos de Miami a Playa Girón.
Ese bloqueo o embargo estuvo en vigor como un decreto ejecutivo hasta mediados de los años noventa. Nunca fue aprobado por el Congreso de Estados Unidos. No fue un acto del Congreso. Todos los reclamos y negociaciones que tuvieron lugar durante esos años, sobre todo durante la presidencia de Carter, a propósito del embargo o de otras medidas norteamericanas en contra de la economía cubana se daban en ese contexto. Si se llegaba a un acuerdo entre los dos gobiernos, el norteamericano no se vería obligado a buscar la aprobación del Congreso para eliminar el embargo.
En 1993, al empezar su presidencia, Clinton buscó un acercamiento con Castro utilizando diversos instrumentos diplomáticos, canales de comunicación secretos e intermediaciones. Es difícil saber si este esfuerzo de Clinton hubiera prosperado con un poco más de tiempo y en condiciones más favorables, pero nunca tuvo la oportunidad de fructificar. En febrero de 1996, a pesar de las advertencias tanto de La Habana como de Washington, un grupo de cubano-americanos en Miami autonombrado “Hermanos al Rescate” intentó sobrevolar La Habana en tres avionetas para repartir volantes desde el aire.
La fuerza aérea, comandada por Raúl Castro, rápidamente derribó dos avionetas y los pilotos a bordo perecieron. ¿Por qué Raúl dio la orden de disparar? ¿Lo consultó con Fidel? ¿Fue un intento de un sector del ejército de sabotear las negociaciones con Clinton? ¿Fue una decisión de Fidel para torpedearlas definitivamente y no llegar a un acuerdo con Clinton? Por el momento no tenemos respuesta a ninguna de estas preguntas. Pero sí sabemos lo que sucedió poco después.
Desde tiempo atrás, el senador Jesse Helms y el diputado Dan Burton habían redactado un proyecto de ley titulado “Cuban Liberty and Democratic Solidarity (Libertad) Act” que, además de establecer una serie de sanciones adicionales al embargo, y de prever todo tipo de restricciones al turismo, al envío de remesas y de facilitar la llegada de cubanos a Estados Unidos, convertía el embargo de Kennedy de 1962 en un “acto del Congreso”. Implicaba que, para ser derogado, se requeriría una votación favorable por ambas cámaras; incluso se incluyó en la iniciativa de ley la prohibición para cualquier gobierno de Estados Unidos de levantar el embargo mientras gobernara la isla cualquier miembro de la familia Castro.
La Cuban Liberty and Democratic Solidarity (Libertad) Act, también conocida como la Ley Helms-Burton, fue aprobada por mayoría del Senado y de la Cámara de Diputados en marzo de 1996. Bill Clinton hubiera podido vetarla. La quería vetar. Los republicanos y demócratas anticastristas no disponían de una mayoría de dos tercios para sobreponerse al veto de Clinton. Pero, después del desastre de Hermanos al Rescate y del consiguiente escándalo, Clinton —que nunca fue demasiado valiente en estos asuntos— decidió no vetar la llamada Ley Helms-Burton. La firmó el 12 de marzo de 1996. Desde entonces, el embargo de Kennedy es un acto del Congreso.
Por esta razón Obama nunca pudo ni siquiera ofrecerle a Raúl Castro la posibilidad de eliminar el bloqueo. No existían ni existen remotamente hoy en Estados Unidos las más mínimas posibilidades para ello. Se necesitarían 60 votos en el Senado, con los cuales desde luego Biden no cuenta. Más aún, no cuenta ni siquiera con los 50 votos de su propio partido, ya que seguramente el senador Bob Menendez de New Jersey se opondría a muerte a cualquier intento en ese sentido. Además podría chantajear a Biden con retirarle su apoyo para su agenda interna, que obviamente es muchísimo más importante para él y para el 99 % de los norteamericanos que los sufrimientos del pueblo cubano, supuestamente por culpa del bloqueo.
¿Entonces, quieren saber por qué no se puede quitar el bloqueo y a quién se debe ese hecho? Tiene nombre y apellido: Raúl Castro y el haber derribado al avión de Hermanos al Rescate frente a La Habana en febrero de 1996.