Uno de los enigmas más interesantes de la elección del Estado de México el mes pasado radica en las diversas hipótesis disponibles sobre Movimiento Ciudadano. Como se recordará, Dante Delgado optó por no presentar candidato alguno, pero tampoco apoyó a la candidata de Va x México. ¿Dónde se fueron los votantes en potencia de MC?
Algunos piensan que por ubicarse en el oriente del estado, sobre todo en Neza, se pasaron a Morena. Otros especulan que no votaron y ya, mientras que ciertos analistas esperaban, quizás ingenuamente, que se refugiarían en el voto por la oposición. No lo sabemos a ciencia cierta, lo cual es una lástima, porque para la elección presidencial surgirá la misma pregunta.
Si Dante presenta una candidatura presidencial aparte —buena, mala o regular—, ¿a quién le quita votos? Si se los resta a Morena, ojalá sí se materialice dicha candidatura, y entre más fuerte mejor. Si se los arrebata al Frente Amplio, mejor que no emerja tal alternativa, sobre todo si se cumpliera el sueño guajiro de algunos emecistas con Ebrard. Existe también una tercera posibilidad: que los votos de una eventual candidatura de MC provengan en partes iguales de ambos bloques.
Esto es lo que sugiere la encuesta de El Financiero de ayer. Es cierto que Alejandro Moreno ha tenido aciertos y errores desde que se encuentra en esa casa, y que sus muestras son pequeñas, telefónicas y con un número indeterminado de rechazos. Pero es lo que hay por el momento, y sus datos pueden servir para discutir el tema, por lo menos.
El careo entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez arroja una diferencia de diez puntos para la candidata de Morena (con Ebrard, de once puntos). Al incluir a Samuel García, gobernador de Nuevo León, en el careo, él obtiene ocho puntos, Sheinbaum pierde tres puntos, Xóchitl pierde cuatro, y los indecisos ganan uno. Sucede prácticamente lo mismo con Ebrard. En otras palabras, el candidato de Movimiento Ciudadano le resta la mitad de sus 8 % al Frente Amplio, otros 3 % a Morena, y 1 % a los indecisos. Es decir, los votos de MC provienen en partes estadísticamente iguales de ambos bloques. Mejor dicho, el partido de Dante no pinta, en términos estrictamente de votos.
El encuestador de casa de El Financiero no midió las preferencias si el candidato de MC fuera Ebrard, probablemente porque cree, como yo, que se trata de un escenario inverosímil. Obtendría tal vez un par de puntos más que García, pero se puede suponer que sucedería lo mismo en cuanto a la procedencia de los votos: mitad y mitad. Yo dudo que al llegar el día de los comicios, cualquier candidato de un tercer partido alcance 8 %. El voto útil arrolla a cualquiera; con buen o mal candidato, con dificultades MC o cualquier otro rebasará los cinco puntos.
Ahora bien, esto no significa que la dinámica, o la inercia, o el momentum (como dicen los norteamericanos) no cuente. En 1988, la declinación de Heberto Castillo como candidato del PMS a favor de Cuauhtémoc Cárdenas no le trajo votos a este último. Ya había desfondado al partido de la izquierda independiente. Pero generó un sentimiento de avalancha o bola de nieve en la opinión pública y en el seno del electorado, que revistió una gran importancia. If and when Movimiento Ciudadano se suma a la candidatura del Frente, su decisión encerrará un gran impacto. Pero no será por el origen de los votos, si la encuesta citada tiene razón.