He notado en varias conversaciones recientes con integrantes de todo el espectro de las élites mexicanas, y con estudiosos del estado de ánimo de la sociedad mexicana, la vigencia de dos consensos contrapuestos en el país.
He notado en varias conversaciones recientes con integrantes de todo el espectro de las élites mexicanas, y con estudiosos del estado de ánimo de la sociedad mexicana, la vigencia de dos consensos contrapuestos en el país.