Del cine Cosmos a la Fundación Alemán

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La clausura de mi campaña para diputado por el distrito IX del DF en 1985, como candidato del PSUM y el PMT, gracias a El Búho, se realizó en el cine Cosmos en el corazón del barrio de Santa Julia.Unos días antes me reuní con Álex Lora de El Tri para precisar su participación en ese mitin de clausura. Álex me preguntó: “¿A qué hora toca El Tri? Le contesté: “Alrededor de las 11; el acto está citado a las 10 am”. Me dijo: “No te saques de onda, mi niño; la banda va a llegar desde las 6 de la mañana”. Así fue, desde esa hora comenzaron a llegar decenas, cientos de chavos con su carrujo de mota. La tira miraba discretamente y cuando empezó el toquín se balanceaba al ritmo de El Tri y hasta coreaba muchos azules en la ciudad, queriendo agandallar…La euforia era total. En unos de los puentes entre una rola y otra, Álex me dijo qué pasó, mi niño, a quioras te echas tu rollin. Órale va d’un vez. Tomé el micro: “Banda, chingue a su madre el PRI, vamos a legalizar la mota”. Según parece ha sido el discurso más breve de una campaña, por lo menos el más corto de mis rollos.Muy pocos se planteaban la lucha por legalizar la producción, distribución y consumo de las drogas o cuando menos el de la mariguana. Incluso en el PSUM fui muy criticado por ello y porque Álex Lora se pasaba la bandera roja con la hoz y el martillo por debajo de los tompiates.Han pasado casi treinta años. Solamente por la guerra de Calderón se estiman entre 60 y 80 mil muertos, además de víctimas colaterales; esa cifra hay que multiplicarla por cuatro, al menos, los huérfanos y las viudas. Las cantidades obtenidas por el inmenso negocio de la ilegalidad de la producción, distribución y consumo de las drogas son inmensas, quizá cercanas al trillón de dólares. Los daños sufridos por sociedades enteras son aterradores.Lo más grave es que ha surgido una especie de economía política del narco, como le llama el economista Felipe Zermeño, a la cual se asocia un tipo de poder (narco-Estado le llamó Miguel Eduardo Valle) donde los vínculos entre las mafias y las autoridades son cada vez mayores y más profundos. La frontera entre Estado, mafias y grupos armados de todo tipo, como ocurre en Michoacán, es casi inexistente.El discurso punitivo y sus estrategias han fracasado estrepitosamente.También ha avanzado el campo de los que buscan acabar con las políticas prohibicionistas.Un ejemplo interesante de la incorporación de las élites a la lucha contra el prohibicionismoes la del grupo donde está Jorge Castañeda, que se reunió el miércoles en la Fundación Miguel Alemán (con lo que ello signifique) y que ha propuesto la despenalización del consumo de la mariguana en el DF. Es una táctica inteligente que toma como modelo la aprobación similar en los estados de Washington y Colorado. No es la posición radical de la legalización de la industria de la mariguana en Uruguay, pero sí la de la Asamblea de Representantes del DF, de aplastante mayoría perredista, que aprueba y respalda Mancera, la cual será un poderoso impulso contra elprohibicionismo a escala nacional.Cada quien mata las pulgas a su manera; hoy se pueden unir procesos rebeldes, autónomos y elitistas.

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