Elecciones: dudas domingueras

Jorge G. Castañeda

Permanece un pendiente de las elecciones del domingo pasado: Coahuila. Sin involucrarme en las minucias jurídicas, electorales o políticas del asunto –no conozco lo suficiente el estado– me limito a una advertencia. Para el PAN en general, y para Ricardo Anaya en particular, se trata de una apuesta decisiva: entre ganar dos de tres, o perder dos de tres. No tengo la menor idea qué se esté negociando o lo que se pueda negociar, pero entiendo muy bien la tentación de la… concertacesión. Para el gobierno, y para Peña Nieto en particular, lo esencial era el Estado de México; ya estuvo. Siguen otros asuntos: Fiscalía Anticorrupción, Fiscalía General, Ley de Seguridad Interior, Mando Único, etcétera. ¿Pueden cambalachear una por otra? ¿Les alcanza el cinismo? Dejo al lector la respuesta.

Lo demás es historia. Peña y el PRI ven pasar la bala de cerca, nuevamente, pero no da en el blanco. López Obrador sigue avanzando, incluso de manera espectacular, pero se quedó en la raya, o cortito (dixit Leo Zuckermann). Si su derrota –muy relativa, ya que cuadruplica la votación mexiquense de Morena en 2015– se debió a sus errores en las entrevistas durante las dos semanas previas a los comicios, o las acusaciones de corrupción a su candidata y a su aliada Eva Cadena, o al voto útil de 3.0 por ciento de los pocos partidarios de Josefina Vázquez Mota que a último minuto la abandonaron a favor de Del Mazo (tesis de Luis Carlos Ugalde), o si sencillamente AMLO tiene un techo de 30-33 por ciento en el país y por ende en el Edomex, que es su fiel reflejo, difícil saber.

Lo que sí podemos afirmar, de acuerdo con encuestas de salida de Alejandro Moreno y de Roy Campos, es lo siguiente. En primer lugar, Delfina Gómez atrajo una proporción… desproporcionada del voto universitario. Obtuvo 31 por ciento del voto en general y 41 por ciento de los sufragios de los mexiquenses con estudios de universidad. El PRI ya perdió ese voto, en todo el país, y creo que para siempre. Del Mazo, quien logró 33 por ciento del voto en su conjunto, apenas sedujo a 18 por ciento de los electores con educación superior. Que ni piense Peña en Narro: causa perdida.

En segundo término, las mujeres no votan por mujeres. Josefina obtuvo el mismo porcentaje del voto femenino que su votación general, pero Delfina se situó tres puntos abajo. Lo vimos ya en 2012, pero ahora se confirma. Aguas, Margarita. Asimismo, el PRI sigue arrasando en el seno del electorado de menores ingresos, medidos en las encuestas de salida por nivel educativo. Entre los mexiquenses de educación básica, Del Mazo conquistó 43 por ciento de los sufragios, diez puntos más que en el electorado en general.

Finalmente, un par de señales alarmantes para 2018. De cada siete votantes favorables al PRD, seis declararon que su segunda opción hubiera sido… Morena. Era de esperarse, aunque habría algunas razones para dudarlo: aborto, matrimonios igualitarios, mariguana, arrogancia de AMLO. Los partidarios de la alianza PRD-PAN deben cuidarse. Pero López Obrador no sólo jala a los perredistas arrepentidos, resignados o entusiastas. Según La Razón, Morena realizó grandes avances en los municipios de Naucalpan, Atizapán y Tlalnepantla, el famoso corredor azul. En otras palabras, puede atraer, extrañamente, salvo por el conservadurismo cultural de ambas partes, a votantes panistas.

¿Y 2018? AMLO con gran impulso y ventaja, pero con pies de cemento sin cal (no tan de barro). El PAN, en la encrucijada: forja una alianza ganadora, que no lo beneficie en lo personal, o busca una candidatura perdedora. El PRI, condenado a perder, a pesar de los festejos en Los Pinos el domingo hasta las cinco de la mañana. Y el PRD, sin manera de jugar su papel de bisagra, a menos de que resurgiera la segunda vuelta, o que en México hubiera declinaciones dignas y explícitas. A que no…

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