¿Y la marihuana, apá?

Mucho se ha comentado estos días sobre lo que no dijo Andrés Manuel López Obrador en su segundo Informe de gobierno. La mayor parte de los silencios criticados son aquellos que con cierta ingenuidad o mala leche le reprochan en torno al no reconocimiento de sus fracasos o de sus errores o datos incómodos. Desde luego que se valen estas críticas, pero también se vale silenciar o desconocer las debilidades de cualquier gobierno. Pero hay otros silencios que debieran también ser criticados principalmente por sus partidarios. Me refiero a los silencios sobre lo que había prometido y que no ha hecho. Me voy a referir a uno solo de ellos que siempre me ha importado mucho.

Sectores importantes de la sociedad del “círculo rojo” en México, empezando por la actual secretaria de Gobernación, el actual líder de Morena en la Cámara de diputados, algunos comentócratas de la 4T (no hay muchos), se entusiasmaron mucho con la idea de que López Obrador legalizaría el uso recreativo de la marihuana. Aunque nunca había sido explícito en su apoyo a esta idea, y a pesar de que en distintas ocasiones en el pasado se había manifestado en contra de la misma ya sea por principios o ya sea por considerarlo un tema marginal, existía la esperanza de que ya siendo presidente y ya no sujeto a los condicionamientos de la campaña, podría avanzar en esta materia. Se presentaron distintas iniciativas de distintos personajes de la 4T, incluyendo los dos que ya he mencionado, y de otros sectores de la sociedad civil, cercanos a la 4T u opositores, que estaban dispuestos a trabajar conjuntamente con el gobierno para sacar adelante una buena ley en el poder legislativo.

Ilustración: Izak Peón

A dos años de que haya tomado posesión la nueva legislatura, es decir la de la 4T, no ha pasado absolutamente nada. Hay varias iniciativas por ahí congeladas, pero ninguna avanza ni está previsto que avance en este periodo de sesiones. Simplemente quedó enterrado el asunto, no sólo para la primera mitad del sexenio sino para el resto del mismo, o por lo menos eso pienso yo, y siempre lo he pensado y siempre lo he dicho. Esto se debe a varios factores.

En primer término, el conservadurismo del propio López Obrador. No cree en estas cosas, como no cree en el aborto, no cree en las libertades para toda la comunidad LGBT, como no cree en la muerte asistida, como no cree en prácticamente ninguno de los temas de libertades individuales. En eso es un buen castro-estalinista y lo seguirá siendo toda su vida. Y es un factor decisivo ya que hemos visto cómo nadie en el Congreso o en el gabinete se atreve a oponérsele en un punto de sustancia importante.

El segundo factor es que no quiere ofender a los sectores más conservadores de la sociedad mexicana, empezando por dos: la iglesia y las fuerzas armadas. Ha llevado la fiesta en paz con la iglesia católica y con las demás y piensa seguirlo haciendo. Y aunque no es un tema que las iglesias susciten por ellas mismas, si se planteara en serio el tema de la legalización de la marihuana y posiblemente otras drogas, la iglesia católica en todo caso seguro se alzaría en armas. Las fuerza armadas por su lado, no es que tengan una opinión propia al respecto sino que simplemente no entenderían la lógica de haber dejado cientos si no es que miles de muertos en el camino desde 2006, quemando sembradíos, deteniendo tráileres en los retenes y lanchas en altamar, y descubriendo túneles en la frontera norte, para que después se legalice lo que desde hace décadas se les ha dicho que es un mal superior a cualquier otro en la historia de la humanidad (todavía nos acordamos de la estupidez que todo esto es para que la droga no llegue a tus hijos). Este factor también es importante.

El tercero es Estados Unidos. No tengo la menor duda que pocos días después de su elección, López Obrador fue informado por algún conducto norteamericano, que Trump no toleraría ningún tipo de legalización recreativa en México. Que podía hablarse todo lo que quisiera, armarse todo el escándalo posible en el Congreso y en los medios pero que eso simplemente estaba fuera de toda discusión. Esto tal vez cambie muy en el futuro cuando Biden gane, los demócratas tengan una mayoría en ambas cámaras en Estados Unidos y avance la legalización estado por estado, hasta llegar al nivel federal. Pero por ahora, no viene al caso. Y Biden se opondría a cualquier comportamiento de esa naturaleza en México al igual que lo hizo Trump.

La legalización de la marihuana, a la luz de la catástrofe que vive el país, no parece ser el tema más trascendente de la agenda. Pero para muchos que por otros motivos no hubieran votado por Morena, sí era y sigue siendo un asunto vital. Pues que vayan pensándole muy bien si quieren volver a votar por quienes les vieron la cara de tontos… útiles.

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