¿Y la foto?

Con su acostumbrada perspicacia, Joaquín López-Dóriga ha subrayado una peculiaridad extraña en el comportamiento de López Obrador a partir de la tragedia de Acapulco. Toma nota de que aparentemente el presidente ha viajado a Acapulco en tres ocasiones desde que Otis destruyó el puerto, pero que no se ha visto ninguna foto de él en Acapulco.

El Ejército y Acapulco

Como cualquier desastre natural, o incluso la guerra, la destrucción de Acapulco por el huracán Otis suscita innumerables casos de desinformación, acusaciones, sospechas, rumores, y múltiples ejemplos de irresponsabilidad o heroísmo. Sólo el tiempo, los ciudadanos, los medios y, en su caso —muy remoto—, el Congreso, podrán separar la paja del trigo y darnos una idea más precisa de qué es lo que exactamente sucedió y por qué.

La vergüenza de Palenque

A pesar de que muchos hayamos notado que el tema migratorio sólo suscita indiferencia en el seno de la sociedad mexicana y en su comentocracia, insisto en hablar del asunto tanto por las tragedias que entraña como por las sandeces que dice el gobierno al respecto.

Sobre las ideas falsas que vienen de lejos

Una de las consecuencias positivas, por así decirlo, de la nueva irrupción de la violencia en Medio Oriente consiste en la mayor visibilidad que ha adquirido una tendencia preocupante de las izquierdas mundiales. En Estados Unidos, en algunos países de Europa y América Latina, y marginalmente en México, emergió hace algunos años la temeraria noción de la interseccionalidad.

AMLO y Echeverría en Medio Oriente

López Obrador ya nos tiene acostumbrados a sus lugares comunes e indigencia en materia de política exterior. Sus tonterías sobre la neutralidad mexicana ante el ataque de Hamás a civiles israelíes, sobre el supuesto pacifismo mexicano, sobre los trasnochados principios de la Constitución, y sobre la neutralidad de México frente a la agresión terrorista no debieran sorprender a nadie.

Sobre la campaña en Estados Unidos

Es un poco prematuro hacer pronósticos para la elección presidencial norteamericana, que tendrá lugar en noviembre del año entrante, es decir, a trece meses de distancia. Pero podemos desde ahora compartir algunas reflexiones preliminares que probablemente se corroboren en los meses que vienen, tanto sobre los candidatos, como sobre los temas centrales de la campaña.

Fuego amigo en Morena

De aquí a las elecciones seguirán pendientes dos grandes preguntas que mucha gente se hace, o que debe hacerse: si Xóchitl Gálvez gana la contienda presidencial por un par de puntos, ¿López Obrador va a aceptar su derrota? Y si gana Claudia Sheinbaum, ¿López Obrador se va a ir tranquilamente a su casa y desentenderse de la política en México?